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11 de agosto de 2014

de Podemos, gorditos, lobos y otras cosas

Despierta la mañana, abren los quioscos, huele a prensa. Comienzan los desayunos informativos, volvemos al que si tú, que si yo, que si la crisis, que si la corrupción. No hay más, siempre los mismos huevos para una misma tortilla. A pesar de ello, hoy la política española parece más bien un revuelto. 

Hablo por mí, le dije anoche a Rodrigo mientras zapeábamos, en compañía de un par de cervezas, unos cuantos cigarrillos y la confusión contagiada de una situación política indómita, atolondrada, dispersa e irritada. Por una vez todos menos uno están de acuerdo, por una vez existe un enemigo común, un pájaro a batir, un algo o alguien a lo que se dirige, llamémosle, demagogia, controversia, irritación... quizá temor, miedo, envidias.

Sí señor, sí Rodrigo, hablamos de "Podemos", de esa panda de hippies malotes que atemorizan al barrio. De esos que ponen de acuerdo a la "casta política". No hay un día, de esos en los que sale el sol, en los que no se hable de ellos. Esos "terroristas", "chavistas" que ya destruyen ésta, nuestra gloriosa España. Ésos que traerán el laicismo, la miseria... esos anti-demócratas que quieren convertir a los españoles en muertos de hambre, en etarras... eso, eso, seremos un país de etarras.

Ésos, sí señor, que son adoctrinadores, comunistas de vieja capa, radicales convencidos... esos malditos bastardos. 

- Así es la democracia;-
- ¿Qué me estás contando Rodrigo?- digo estupefacto.

La democracia es por esencia confrontación, violencia del argumento, que no de la palabra. Discordia, disparidad de ideas, violencia de la palabra. Pero no de aquella poligonera. La poligonera es la propia de la demagogia. Los de la "Casta", que diría Pablo Iglesias, no el del PSOE a principios del siglo XX sino el de la coleta y la perillita de perroflatuta educado, deberían responder con argumentos, con un cambio de actitud, de aptitud, y con perspectivas a simplemente re-entender la democracia que parece que está en desuso.

Al lobo se le teme porque caza las gallinas, y con las gallinas se hace el caldo, y el caldo es la sopa que toman los que pueden permitirse tener gallinas. Lo sé, hoy vas al supermercado y compras uno de esos en brick ya preparados, pero es una metáfora quisquilloso. Al ladronzuelo, el gordito que se acerca a la hora de la siesta a la panadería, se le teme porque mete la mano debajo del mostrador mientras la tía Manuela duerme plácidamente la siesta en su silla de playa, tan bien recostada... A la Manuela le jode la siesta, a los de la "Casta", presuntamente la fiesta. 

En definitiva, ¿son éstos de Podemos el lobo que va a por las gallinas? ¿El niño gordito que jode la siesta a la tía Manuela? Personalmente no lo creo. Me temo que son un grupo de ciudadanos que, más acertados o no, han decidido hacer política. Sí, digámoslo claro, tienen una ideología concreta, una forma de entender la política concreta y son ellos muy concretos, pero fíjate tú que han calado en una gran parte del electorado. 

¿Quién es el lobo en esta historia? ¿Son ellos, somos nosotros, son los otros...? ¿Quién quiere las gallinas de quién? 

En el fondo, lo que pretendo decir es que ya está bien de tanto meneo, conspiranoia -(sí, la palabra no existe)- y demás caos. Señores y Señoras de "la Casta", demuestren que no lo son, argumenten, confronten argumentos, dejen de intentar hacer la colada de estos, que para su desgracia siguen las camisas blancas, son recién nacidos en el mundo del espectáculo, y limpien la suya. Vuelvan a hacer política, vuelvan al discurso, la confrontación de ideas, el conflicto democrático... Sabemos que son capaces de hacerlo. No miren las encuestas, crean en lo que creen que pueden ofrecer a su país y sean patriotas. Porque el patriota no es aquel que ama a una idea, sino a su pueblo.

Porque a los que somos ciudadanos, nos nos gusta el revuelto ni la mayonesa cortada...

-¿y a qué hora se fue Rodrigo?
- Cuando el gato se fue al agua...
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8 de agosto de 2014

mientras tanto...

No es que nos fuéramos de vacaciones, siempre estuvimos aquí. Sin palabras, expectantes, a la sombra del precipicio, esperando ver caer el maremágnum en lo que todo parece haberse convertido. Mucho acontece desde el último post que escribí. La supuesta ruptura del bipartidismo, el auge de "Podemos", la abdicación del Rey , la coronación de su hijo, los habituales escándalos de corrupción, confesiones esperadas, y es que todo cambia, pero nada parece haber cambiado. España sigue oliendo igual. Ahora bien, al gusto del consumidor, para algunos el olor a mierda es toda una delicia.

Instalados en la resignación del todo vale, el tío Pepe sigue procurando abrir su panadería, vender algunos panes y volver a casa con el jornal, su pan de cada día; el suyo y el de sus hijos. Y es que nada cambia, aunque parece que todo cambie. Se dice que los sociatas tienen un nuevo líder, se alardean de haber vuelto a la izquierda... ¡Patanes! Esos nunca podrán volver a la izquierda, porque son los mismos que desposeyeron al PSOE de todo sentido y referencia. Ni partido, ni socialista ni obrero... lo de español está en duda; en ocasiones se las dan de que sí, en ocasiones de que no; todo sea por engañar al populacho y seguir danzando entre mentiras y traiciones que envejecen.

De los otros mejor ni hablo. Liberales que se han convertido en viejas glorias. Liberales a la española, de caciquismo, amiguismo y bigote. De ese del que conmigo nadie pasa hambre, de árboles de sombra limitada... ya no hay sombra donde arrimarse. ¿Qué más queréis? ¿dónde queréis meter las manos? (esto último también vale para los primeros).

Como digo, nada cambia aunque se empeñen en que vivimos en una nueva España. Ahora asoma el fantasma de "Podemos", el que llena de inquietud a la vieja guardia. Como una gigantesca bola de nieve parece que llega para arrasar. Y llegó el miedo, el temor, las malas artes, y el desposeer a la democracia de su sentido más loable, el de la argumentación.

Resulta cuanto menos curioso que el debate de algunos siga ciñéndose al menosprecio, resultando ser una llamada a voz en grito a la ignorancia de un populacho que parece querer que cambien las cosas. No creo estar en condiciones de adelantarme al futuro, ni a hacer pronósticos electorales, ni a soñar (porque no existe el verbo pesadillear) sobre el futuro de nuestro país, pero sí creo disipar claramente una inquietud ciudadana dirigida a una reconceptualización de los términos democráticos. Porque hoy se entiende la democracia como participación, argumentación y confrontación de ideas, otros la entienden como manipulación, desprecio, engaño y mentira.

Pero mientras tanto, nada cambia, aunque parezca que todo cambie.



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